La biomasa se hace doméstica y propicia el auge de las redes de calor en España

 
Las redes de calor cobran especial relevancia en las rutas técnicas organizadas por Expobiomasa, teniendo la biomasa como combustible.

A tenor de los datos facilitados por AVEBIOM sobre el crecimiento de este tipo de instalaciones registrado en España en los últimos años, no resulta arriesgado afirmar que las redes de calor con biomasa están de moda. Según datos del Observatorio Nacional de Calderas de Biomasa (ONCB)  sobre la evolución del número de este tipo de instalaciones en vivienda colectiva, hasta finales de 2014 se habían contabilizado 331 registros, repartidos por toda la geografía española, las cuales acumulan una potencia instalada de 115.494Kw, dando cobertura a 12.500 viviendas aproximadamente.

Las revisiones del Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) y el desarrollo de los sistemas de Certificación Energética de los Edificios (CALENERCE3 y CE3X) han influido positivamente en la implementación de la bioenergía en el sector de la edificación, aunque no son determinantes. Hasta el momento, el ahorro ha sido el factor decisivo para potenciar un avance contundente en el número de instalaciones de biomasa para uso doméstico en España.

Resulta significativo que casi el 50% de los sistemas de calefacción en nuestro país sean individuales, lo que muestra que el modelo energético español planteado en las últimas cuatro décadas se ha desarrollado bajo la directriz de “una caldera en cada vivienda”, alimentada mayoritariamente por gas por conducción.

La calefacción colectiva o centralizada se localiza, como es lógico, en poblaciones grandes, pudiendo llegar a porcentajes cercanos al 17% en las más populosas. Este sistema, a todas luces más eficiente y económico, lo encontramos en muchas edificaciones de las décadas 70 y 80 del siglo pasado donde, el carbón primero y el gasoil después, fueron los principales combustibles. Estos equipos se quedan ahora obsoletos y, en los últimos años, están siendo sustituidos por otros, que funcionan con gas y biomasa.

Desde que tenemos constancia de la primera red de calor, en el año 1999, en Cuéllar (Segovia), con 278 viviendas, hasta una de las últimas y más interesantes en la Urbanización Torrelago en Laguna de Duero (Valladolid), con 1.488 viviendas, el camino no está siendo fácil. En los comienzos hubo que salvar algún problema de logística en el suministro del biocombustible o algún atranque en el sinfín del sistema de alimentación de la astilla y, lo más difícil, combatir las suspicacias de algunos. Afortunadamente los prob

lemas se han ido solucionando, generando cada vez mayor confianza de la sociedad en la bioenergía, una energía renovable, sostenible, eficiente, barata y neutra en emisiones de CO2.

La red de calor de Laguna de Duero, un caso de éxito para Expobiomasa

Precisamente una de las visitas técnicas dentro de las rutas profesionales que organiza Expobiomasa, será a la red de calor de Laguna de Duero en Valladolid. Allí la Empresa de Servicios Energéticos VEOLIA, dentro del proyecto CITyFiED, puso en funcionamiento a finales de 2014 una red de calor para 1.488 viviendas, repartidas en dos comunidades de propietarios, que cuentan con 31 edificios construidos entre 1978 y 1981.

La energía térmica producida se genera con tres calderas de biomasa que suman 3,45MW de potencia, que se ubican en una nueva sala de calderas y silo construidos de forma soterrada, para que no exista impacto visual sobre el barrio. Como apoyo y complemento a demandas puntuales, se han incorporado tres calderas de gas que suman 8,7MW de potencia, ubicadas en otra sala de calderas. El biocombustible  utilizado es astilla de origen forestal, suministrada mediante camiones con piso móvil.

Fuente: AVEBIOM

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